LA CIFRA NEGRA DEL DELITO EN ARGENTINA

El conocimiento de los niveles reales de victimización, sus patrones y tendencias, así como las maneras en que éstos afectan a la población es un supuesto básico para el diseño de políticas públicas eficientes destinadas al control y la prevención del delito.

Los países realizan grandes esfuerzos por comprender las tendencias y patrones de la actividad delictual. La principal fuente de información sobre violencias y delitos en la que se basan las políticas públicas de seguridad proviene de las denuncias de los ciudadanos; pero existe una gran preocupación sobre la confiabilidad de estas estadísticas. Ello se debe a que sólo una parte minoritaria de los delitos cometidos son conocidos y registrados por las autoridades. Los datos administrativos están afectados tanto por la voluntad de los ciudadanos de realizar las denuncias como por la predisposición de las autoridades a registrarlas. De allí la importancia de complementar esta información con encuestas de victimización que permitan conocer la real dimensión de la violencia y del delito y las percepciones de la población acerca de la inseguridad.
Es sabido que, por una variedad de motivos, no todos los delitos son registrados en las estadísticas criminales. Para que un delito sea registrado, deben concurrir una serie de factores: el delito debe ser conocido, debe ser denunciado y debe ser registrado. Estas tres condiciones están afectadas a su vez por otros factores que determinan, en definitiva, que la cantidad de delitos registrados por las autoridades sea sólo una proporción de aquellos que efectivamente se han cometido.

Se conoce como “cifra negra” del delito a todos aquellos delitos cometidos, pero, por distintos motivos, no son registrados por las autoridades. En consecuencia, las autoridades están lejos de conocer el panorama completo de la actividad delictual, y seriamente limitadas para el diseño de políticas públicas basadas en evidencia. Este problema es particularmente grave en los países con menores niveles de desarrollo, que son los que presentan las tasas de denuncia más bajas.

Si bien existe una cifra negra asociada a cada tipo de delito y a cada contexto, se puede afirmar, en base a las últimas encuestas de victimización realizadas en los países de la región, que en promedio más del 70% de los delitos no son denunciados. Esta cifra puede ascender hasta el 90% para cierto tipo de delitos (aquellos de alta prevalencia como los delitos “menores” contra la propiedad, los delitos de violencia de género, violencia doméstica y los relacionados con la corrupción y el narcotráfico).

Entre los distintos motivos que generan la cifra negra, el más destacado es la falta de denuncia. Los ciudadanos no denuncian por distintos motivos, en particular por la falta de confianza en las autoridades, las bajas expectativas en relación a los resultados de la denuncia, y el temor a quedar expuestos a eventuales represalias. La falta de confianza de los ciudadanos en el sistema de justicia penal es una barrera además para proporcionar información que podría ser útil para la investigación y en consecuencia de resolución de los crímenes.

 

No denuncia

La denuncia de los delitos por parte de la población es de fundamental importancia para el sistema de justicia penal y para el diseño de políticas públicas de seguridad. En la medida en que los ciudadanos denuncian las situaciones de victimización, las autoridades cuentan más y mejor información sobre los fenómenos delictuales que se pretenden prevenir y controlar. Se debe notar que si bien en todo el mundo los delitos que se denuncian son sólo una porción de los que realmente ocurren, este fenómeno es particularmente preocupante en los países de nuestra región. Los indicadores de denuncia de delitos dan cuenta, además, de los niveles de confianza de la población en los actores institucionales del sistema de justicia.

Como se ha expresado, uno de los principales aportes de las encuestas de victimización es la visibilización de la denominada “cifra negra” del delito, esto es, los delitos que efectivamente ocurren pero que por distintos motivos no son registrados por las estadísticas oficiales.

En la actualidad se está debatiendo la manera de mejorar el indicador de la no denuncia o cifra negra. Si se comparan los resultados de la ENV 2017 con los datos que arrojan las estadísticas criminales provenientes de registros administrativos de nuestro país, se observa un nivel de subregistro administrativo que no alcanza a ser explicado sólo a partir de la cifra negra (comparando la victimización para el año 2016 con los delitos registrados para el mismo año).Independientemente de que hay otros motivos que afectan el registro de las denuncias (vg. predisposición de las autoridades a registrar las denuncias, deficiencias en los procedimientos de gestión de la información), la no denuncia podría estar siendo subreportada en las encuestas de victimización debido a problemas de diseño. Al respecto, durante la 5ta Reunión Técnica del Grupo de Trabajo sobre Encuestas de Victimización en Latinoamérica y el Caribe se diagnosticó que “Se ha observado que, si un informante ha sido víctima más de una vez de un mismo delito en los últimos 12 meses, será menos probable que denuncie el último incidente. Si solo se explora el último incidente, la cifra oscura será sobreestimada” .1

Pero hay un fenómeno que opera en el sentido contrario: las personas tienden a recordar, o tienen preferencia por reportar, aquellos delitos que consideran más gravosos. Siendo que hay una mayor predisposición a denunciar los delitos más gravosos, como resultado de este escenario podría estar subestimándose la cifra negra. Por último, y con el propósito de obtener aún más precisión sobre el acto de la denuncia, se considera necesario reformular la pregunta, o incluir una pregunta adicional, tendiente a obtener información sobre la formalización de la denuncia –de modo de reducir la brecha entre el hecho de comunicar un evento a la autoridad, lo que suele interpretarse por la víctima con una denuncia, y el efectivo registro administrativo formal por parte de la autoridad. 

En nuestro país no se denuncia el 62.6% de los delitos. Esto tiene sustanciales implicancias en el diseño de las políticas públicas orientadas a la prevención y el control del delito. Significa, de hecho, que en términos generales sólo se conoce cuatro de cada diez delitos ocurridos, y esa es normalmente la evidencia en la que se sustentan las políticas públicas de seguridad. De allí la importancia que adquiere la realización de encuestas de victimización.

Si se analizan las tasas de no denuncia por tipo de delito, se observa con claridad una fuerte asociación entre el tipo de delito y el nivel de cifra negra. Mientras que en los casos de robo de automotores la cifra negra es inferior al 20%, el resto de los delitos tiene una cifra negra superior al 50%.

Estas diferencias en la tasa de no denuncia por tipo de delito se explican a partir del análisis de los motivos para realizar o no realizar la denuncia de un delito . En términos generales, y si se analizan las respuestas desde una perspectiva de elección racional, podría decirse que las personas tienen en cuenta la relación costo – beneficio (o ventajas y desventajas) de la acción de denunciar. La realización de una denuncia implica un esfuerzo y tiene implicancias para quien la realiza, por lo que se está más predispuesto a hacerlo en la medida en que se perciba que las expectativas podrán ser efectivamente alcanzadas.

Los motivos para realizar una denuncia se relacionan con la expectativa de que el delincuente sea castigado, la reparación del daño o el recupero de los bienes sustraídos, e incluso para deslindar responsabilidades.

La principal razón por la que las personas no denuncian es la desconfianza en las autoridades respecto de su capacidad para resolver el problema (34.6%); estrechamente ligada a la anterior, algunos prefieren resolver estos problemas por su cuenta (24.6%). Otros de los motivos para no denunciar son el hecho de atribuirle poca importancia a lo sucedido (20.5%), la falta de pruebas (14.7%), y el temor a represalias o la vergüenza (5.5%). Un 6.4% de los consultados dice no haber denunciado por desconocimiento o dificultad para hacer la denuncia.

Si se tienen en cuenta estas motivaciones, se comprende que la victimización por sustracción de bienes de alto valor (automóvil, camión, motocicleta o ciclomotor) tiene una mayor predisposición a generar acciones formales tendientes a la restitución o recupero del bien afectado. Por otra parte, en el caso de los automóviles, el hecho de contar en muchos casos con seguro, propicia la realización de la denuncia en tanto es un requisito formal para la reparación del daño.

Las víctimas de delitos considerados menos gravosos, o con una menor probabilidad de reparación del daño (hurto personal) o que por distintos motivos generalmente no son reportados a la autoridad (amenazas, soborno pasivo, ofensas sexuales, etc.) tienen, por su parte, una menor predisposición a denunciar lo sucedido.

Las jurisdicciones con mayor cifra negra son CABA (72.0%) y Tucumán (69.3%), Con tasas de no denuncia inferiores al 50% sólo se ubican las provincias de Catamarca, Chubut, Entre Ríos, La Rioja y Río Negro.

Menos de la mitad (46.6%) de quienes realizaron la denuncia, están satisfechos o muy satisfechos con la manera en que la autoridad competente manejó esa denuncia, a nivel nacional).

Los mayores niveles de satisfacción se observan en las jurisdicciones de Entre Ríos (56.6%), San Luis (58.7%), Neuquén (58.1%) y CABA (57.5%). En el extremo opuesto, con niveles de satisfacción inferiores al 30% se encuentran Jujuy (29.5%), Misiones (26.9%), Tucumán (26.3%) y Santa Cruz (24.0%).

 

 

 

(1) El análisis de los datos de la ENV 2017 aporta evidencia en este sentido. Las tasas de no denuncia (o cifra negra) son consistentemente mayores en los casos en que la persona ha sido victimizada en sólo una oportunidad por el mismo delito durante el año.